martes, 24 de julio de 2012

LA VERGUENZA II






Quizas uno de los recorridos mas fascinantes y seguramente el mas completo sobre la emocion y el sentimiento de verguenza, lo constituye los articulos y resumenes de Richard Erskine, a falta de libros traducidos de este gran psicoterapeuta.


Es por ello que en esta segunda entrega sobre la verguenza profundizo en el analisis de esta emocion-sentimiento, desde las aportaciones de diferentes autores a lo largo del tiempo.
Para R. Erskine: " La vergüenza y la reivindicación son mecanismos protectores que ayudan al individuo a evitar la vulnerabilidad a la humillación y a la pérdida de contacto en la relación. Cuando una relación es corrompida por la crítica, el ridículo, la culpa, la indiferencia u otras conductas humillantes, el resultado es una vulnerabilidad en la relación. El contacto o la proximidad es interrumpida. La vergüenza y la reivindicación resultan de la desgracia humillante o el reproche y una pérdida de autoestima.
            Tanto la vergüenza como la reivindicación reflejan las defensas usadas para evitar experimentar la intensidad de cuán vulnerable e indefenso es el individuo a la pérdida de relación. Simultáneamente, la vergüenza es una expresión de una esperanza de que la otra persona tomará la responsabilidad de reparar la ruptura en la relación. La reivindicación implica una negación de la necesidad de relación."


Un repaso a la literatura aunque mas bien escasa, ya que tradicionalmente ha recibido poca atencion.
Son las escuelas psicoanaliticas y transaccionales las que profundizan en la experiencia interior de la verguenza:


English (1975) se dirigía directamente a la vergüenza y el control social, describiendo la vergüenza como “ el precio de la internalización del niño de un específico mensaje de control desde su familia y cultura”. Ella continuó diciendo que el efecto es la inhibición, limitación, y control de la curiosidad expansiva”. English empatizaba que el acto de avergonzar niños sirve a “ la función de adaptar al niño a la civilización de la familia, para mejor o peor”.


Klein (1992) definía la reivindicación como “el núcleo de las estructuras defensivas de nuestros egos”. Ella indirectamente relacionaba la defensividad de la reivindicación con la vergüenza cuando describía la reivindicación como “ el camuflaje de nuestra autoestima negativa”


En clinica, Goldberg hablaba de Vergüenza comprensiva (1991) trazando el origen de la palabra moderna inglesa “shame” (vergüenza) del Indo Europeo “schame”, que significa “esconder” o “ cubrir”. El continuaba con ejemplos de casos clínicos de cómo individuos esconden y cubren sus siguientes incidentes de insulto o desgracia. Cada uno de los ejemplos de Goldberg sobre vergüenza reflejaban degradación o experiencias humillantes infligidas por la conducta de otra persona. De acuerdo con Goldberg, la vergüenza es causada por “la pérdida de conexión afectiva con otros que son significativos, que son, o se creen que son, necesarios para la supervivencia psicológica y física de uno”. (p. 59). El resultado es la pérdida de autoestima y el ocultamiento protector de una baja autoestima ante otros, así como ante posibles reproches e insultos futuros. La vergüenza representa un miedo especial- “como un instinto de auto preservación” (p 18), como “un vehículo silencioso que guarda un secreto a la desgracia” p 22). En esencia, la vergüenza es una experiencia solitaria aunque auto protectora. Sin embargo, Goldberg también ve la vergüenza como “ lo crucial de la libertad humana”, con un potencial constructivo (1990, p 591)



Lynd (1958), uno de los escritores más tempranos sobre la vergüenza, definía la vergüenza como un sentido de injuria a la confianza de uno mismo y otros. Lewis (1971) describía la vergüenza como una reducción de la autoestima y en la estima de los otros resultando en furia o ira que funciona para reganar un sentido de ser valorado. Wilson (1990), escribiendo para una audiencia profana, dijo, “la vergüenza es un sentido fuerte de ser únicamente diferente y menos que otros seres humanos” (p25).


 Kaufman, en La psicología de la vergüenza (1989), escribió: “Fenomenológicamente, sentir vergüenza es sentirse visto en un sentido dolorosamente disminuido. (p 17). La vergüenza es el recurso de lo que ha sido referido como heridas narcisistas o injurias.(con) baja autoestima, pobre concepto de uno mismo, o imagen auto disminuida. (p 25).” “La vergüenza se vuelve activada cuando las expectativas fundamentales de un otro significativo (escenas imaginadas de necesidad interpersonal) o aquéllas expectativas igualmente fundamentales de uno mismo (escenas imaginadas de propósito) son repentinamente calificadas como equivocadas o son frustradas.(p 35).”


 Silvan Tomkins (1963) describió la vergüenza como uno de los nueve afectos humanos: como “el afecto de la indignidad, de transgresión y alienación” ( p 18). Como uno de los primeros psicólogos que investigaron seriamente las emociones, Tomkins (1962, 1963, 1991) fue pionero al elaborar la teoría que dio voz a las observaciones clínicas de muchos terapeutas del juego entre afecto, percepción, cognición, reacciones físicas, y la conducta. Tomkins estaba particularmente interesado en gestos faciales, respiratorios y corporales como una expresión de varios afectos y cómo las emociones sirven como el sistema motivacional primario de los seres humanos. El describía la vergüenza como un afecto en un continuo con humillación, siendo la vergüenza de menor intensidad y la humillación relacionada con la aparición de un afecto mucho más grande. Aunque Tomkins teorizaba que la vergüenza estaba entre los nueve afectos primarios humanos que motivaban la cognición y la conducta, él describía la vergüenza como apareciendo siempre en presencia de otras emociones. La vergüenza sirve como un impedimento para la expresión del interés, excitación o alegría, e interfiere con el placer de una experiencia.


Nathanson (1992) aplicaba la teoría del afecto de Tomkins- específicamente en lo que se relaciona con la vergüenza y el orgullo- a descripciones de la vida diaria y a psicoterapia y psicoanálisis. Los escritores psicoanalíticos han ignorado generalmente el tema de la vergüenza. Desde una perspectiva psicoanalítica la vergüenza es una resistencia- una formación de una reacción que trata la conversión de lo que es fenomenológicamente experimentado. La vergüenza es vista como inhibiendo los impulsos exhibicionistas disfrazando los deseos prohibidos desde la conciencia (Goldberg, 1991).


Erikson ( 1950, 1959, 1968) fue uno de los primeros teóricos en prescindir de la teoría instintiva de Freud y la importancia central de la culpa en ese paradigma. En vez de eso, él escribió sobre el desarrollo ontológico de la identidad a través del ciclo de la vida. El describió ocho estados de desarrollo o crisis a través de las cuales los individuos forman y refinan sus identidades- una aproximación personal a verse uno mismo y al mundo. El segundo estado de Erikson centrado en un sentido de autonomía versus vergüenza y duda. El (1968) escribió que igual que la autonomía y el orgullo emanan de un sentido de bondad interior, así la duda y la vergüenza derivan del sentido de la maldad: “un sentimiento de autocontrol sin pérdida de autoestima es la fuente ontogenética de un sentido de libre voluntad. Desde un sentido inevitable de pérdida de autocontrol y sobre control parental viene una propensión a la duda y la verguenza” (p 109). La calidad de la relación entre niño y padre es el factor primario en sí, el niño desarrolla un sentido de ser impotente, inhibido, y avergonzado. “la calidad de la autonomía que los niños desarrollan depende de la habilidad de sus padres para garantizar la autonomía con dignidad y un sentido de interdependencia personal que ellos derivan de sus propias vidas” (Erskine, 1971, p 60). La vergüenza resulta cuando los padres recurren a la burla, que impulsa al niño a abandonar los deseos y los intereses; la duda resulta de sobrecontrol externo que roba al niño el sentido de eficacia- que él o ella es capaz de controlarse a sí mismo-a. (Wolf, 1988).


Lewis (1971, 1987), siguiendo las ideas de Erikson, parecía ser uno de los primeros escritores psicoanalíticos en relacionar el fenómeno de la vergüenza con la práctica clínica. Ella empatizaba el esfuerzo de recuperar un sentido de ser valorado siguiendo una pérdida de valor o de estima a los ojos de los otros o de uno mismo. 


Wurmser (1981) describió la vergüenza como relacionada a creencias sobre algo equivocado con uno mismo, es decir, “soy débil”, “estoy sucio”. 


Basch (1988) dio a la vergüenza un lugar significativo dentro de la teoría psicoanalítica de la psicología de uno mismo. Él describió la vergüenza como “una emoción dolorosa ...una maniobra básicamente protectora” (p 136) que pone un final a la auto expresión o las expectativas.


Tanto Kohut (1977,1984) como Morrison (1987) relacionaban el origen de la vergüenza con experiencias de fracaso empático en la vida corriente y también, importantemente, con sentimientos de inseguridad resultando de fracaso empático parental desde la niñez temprana.


Sullivan (1954) describió la dinámica de la vergüenza con el término ansiedad: “En lo que yo uso el término, la ansiedad es un signo de que la autoestima de uno está en peligro... La ansiedad es una señal de peligro del auto respeto, a la situación de uno a los ojos de personas significantes presentes, incluso si son sólo figuras ideales desde la niñez” (p 207). Sullivan también describió cómo usa la gente la ira y la “incomprensión” para evitar la ansiedad de “descenso previsto de autoestima” (p 207).


Finalmente Richard Erskine define la verguenza del siguiente modo: 
La vergüenza es un proceso autoprotector usado para evitar los afectos que resultan de la humillación y la vulnerabilidad a la pérdida de contacto-interrelación con otra persona. Cuando niños, e incluso adultos, son criticados, devaluados, o humillados por personas significativas, la necesidad de contacto y la vulnerabilidad al mantener la relación pueden producir un afecto defensivo autoprotector y una conformidad con las definiciones impuestas disminuidoras. La vergüenza es un proceso complejo que implica:
1) un concepto de uno mismo disminuido, una disminución del valor de uno mismo en unión con la                              humillación externa y la crítica introyectada;
2) un desplazamiento defensivo de la tristeza y el miedo; y 
3) una negación de la ira.
           La vergüenza implica una negación de la ira para mantener la apariencia de una relación conectada con una persona que estimula relaciones humillantes. Cuando la ira es negada un aspecto valioso de uno mismo se pierde: la necesidad de ser tomado seriamente y respetuosamente, y la necesidad de tener impacto en la otra persona. El valor de uno mismo es disminuído.
            La vergüenza también implica un desplazamiento de los afectos de tristeza y miedo: la tristeza de no ser aceptado como uno es -con las propias urgencias de uno, deseos, necesidades, sentimientos, y conductas- y el miedo al abandono en la relación por causa de quién uno es . El miedo y la pérdida de un aspecto de uno mismo alimenta la tendencia hacia la sumisión una disminución de la propia autoestima para establecer confluencia con la crítica y/ o la humillación.    
            La sumisión a la humillación, el desplazamiento del miedo y la tristeza, y el desconocimiento de la rabia producen el sentido de vergüenza y duda descrito por Erikson. 
         
Estos breves apuntes no agotan este sentir, ya que en cada uno la verguenza toma una forma peculiar. Surge la dinamica de la verguenza como algo anterior a la culpa, y apunta a una vulnerabilidad extrema, con tensiones de fuerzas opuestas. La constatacion de un profundo "fallo", es el de no sentirse digno de ser amado, o de no merecer el amor. Sustancia imprescindible para construir un yo estable. Esa huella profunda transmitida de modo inconsciente entre generaciones. Dejando en el "yo"un profundo anhelo de conexion real.