martes, 27 de noviembre de 2018

DIALOGO LUMINAR NaSi – 2. Confianza



Como poder confiar en ti…
No sé qué es eso de confiar.
Vivo huyendo, siempre escapando de algo o alguien.
El miedo es mi existencia primera.
Es lo que mejor conozco y lo más familiar.
Yo no tenía que haber nacido. No quería nacer.
Mi madre debió matarme en uno de sus intentos.
A veces siento tanta rabia que me quedo paralizado.
Qué hago aquí? Quiero dejar mi cuerpo. Eso es libertad.

Cuando estoy tan angustiado como hoy…
Miro una luz blanca durante horas, eso me calma.
Si, también gritar fuerte me ayuda a estar tranquilo…
Saltar, golpear… pelear…. a veces.
Recuerdo como me gustaba pelear,
Una de las cosas que mas disfrutaba del colegio es que siempre podíamos pelear en los recreos.
Ahora eso hace tiempo que se acabó.
Tenía un amigo con el que peleaba a menudo y por juego.
Era más fuerte que yo, con lo que casi siempre perdía.
Solo recuerdo ganarle una vez.
Era extraño, perder me molestaba mucho.
Y aun así no podía resistirme al encuentro cuerpo a cuerpo.
Creo que las niñas y las mujeres no lo pueden entender.  

Aquella vez, hice algo horrendo. La ira se removió hacia fuera.
Le mordí el pezón. Le mordí tan fuerte que casi se lo arranco.
Entonces comprobé algo que me impresiono.
Mi amigo, el que era tan fuerte y seguro de sí mismo,  lloraba perdidamente.
Y se fue a su casa suspirando, lleno de lágrimas… buscando a mama.
Nunca imagine que reaccionaria de ese modo.
Me sentí profundamente contrariado. Apenado, orgulloso, confuso. Callado.
Le había visto embroncarse y hacerse valer, emplear los puños y tratar con verdaderos quinquis.
Aquella reacción fue desconcertante.
Por una parte sentí adentro, una fuerza grande y destructiva. Que no sabía si podía manejar, porque deseaba destrozar lo que admiraba y amaba. Ante mis ojos surgía la idea una personita temeraria, desafiante, peligrosa. Alguien contrario a mí.
Cuando más lo pensaba más extraño me parecía, porque en el fondo aquello me gustaba.
No es que disfrutara mostrando esa parte, más bien, no, lo pasaba mal.
Pero saber que estaba allí… Si, esa furia del guardián que esperaba su oportunidad…
Esta enajenación me daba coraje para tratar con los demás compañeros y los adultos. Incluso con papa.
Sentir esa fuerza salvaje, me tornaba poderoso a los ojos de los compañeros.
Era ciertamente un ramalazo de locura, una reserva de dominio y rebeldía en las relaciones…

Sin embargo, esa parte de mí, descubierta en la escuela, no servía de nada con mama.
Ni tampoco con ella. Bueno, con ella me sentía bien, no tenía que partirme.
Si, fue una Luz en un mundo de sombras. Ella me enseño el afecto.
Abrazos, besos, juegos, risas... Como la eche de menos cuando se fue…
La quería más que a mi madre. Se marchó para siempre por culpa de papa.
La protección que ofrece lo dulce, lo amoroso..
Fue la antítesis de lo femenino conocido.
Cuidarme me libero de odiarlas y temerlas de por vida.
En el colegio, las profes eran violentas.
Les gustaba tanto pegar solo a los niños.

Ahora me doy cuenta de que ella fue la que me Salvo.
Ella me hizo sentir amado.
Sí, creo que acabo de descubrir mis formas de confiar.

Gracias. 





Caravana de locos enamorados
Somos ladrones encantadores,
Que robamos corazones,
y nunca desfallecemos,
Porque somos los amigos del Uno.
El tiempo de los viejos sermones
ha pasado,
Nosotros apuntamos directamente
al corazón.
Si la mente intenta entrar a hurtadillas
Y tomar el mando,
nosotros le echaremos el lazo
sin demora.
Convertimos el veneno en medicina
Y nuestras penas en bendiciones.
Todo lo que nos era familiar,
A quienes amábamos
y a nosotros mismos,
Tuvimos que dejarlos atrás.
Bendito sea el poema que viene
a través de mí,
pero no de mí,
Porque el sonido de mi propia música
Ahogaría la canción de Amor.
(J. Rumi)

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